Saturday, May 27, 2006

Conclusión final

No puedo sacar conclusiones definitivas de la literatura colombiana porque es una literatura demasiada amplia con muchos escritores – tanto “clásicos” como “nuevos”[1] – de los que sólo he leído algunos. No obstante, al final de cada capítulo he tratado de sacar algunas conclusiones basadas en los textos estudiados.
Además, la literatura colombiana está en permanente cambio y desarrollo. Los nuevos escritores están tomando posición hacía las tradiciones de sus regiones, hacia un “clásico” como García Márquez, y hacia el resto del mundo. A lo largo del siglo XX las diferencias entre las regiones han disminuido por la modernización del país como en el contacto con el resto del mundo. La tradición regional y oral se desarrolló hacía la tradición más nacional e internacional de la escritura.
[2]
El escritor costeño Efraím Medina Reyes se siente más una parte de la cultura mundial y él mismo niega que sea por la tradición abierta de su región. Cuando yo le hablé de esa tradición, él me contestó:

Fue ese mundo de afuera que nos invadió como al resto del mundo. Somos de la tradición de ese mundo y García Márquez, que es un extraordinario escritor, representa más algo ancestral y también clásico. Lo hemos leído como leemos a Joyce o Balzac. Capote en cambio es algo "nuestro" como la música de Prince o las baladas españolas.

Y, tal vez tiene razón, no sólo él se dirige afuera: también escritores del interior como Jorge Franco o Mario Mendoza hablan de los problemas urbanos como problemas mundiales, sea en palabras menos fuertes que Efraim Medina.

Sin embargo, veo rasgos tradicionales en los libros de los modernos. En los tres capítulos he tratado de descubrirlos. Son rasgos que tienen que ver con la tradición de una región y con unas tradiciones del país. Temas comunes son, por ejemplo; los problemas sociales de los obreros gaucheros, bananeros y petroleros en los libros de Eustagio Rivera, Gabriel García Márquez y Laura Restrepo, o la violencia liada al bipartidismo, a los caciques y a la iglesia en los libros de Manuel Mejía Vallejo y Eduardo Caballero Calderón.

La religión desempeña un papel importante en casi todos los libros colombianos como el tema de “la venganza”. Parece existir un culto religioso en torno del amor y de la muerte. Los sicarios de Fernando Vallejo y Jorge Franco lavan sus balas en agua bendita y se dirigen en casi todas sus acciones a Díos y a la Virgen.
En el campo se vengan de personas y familias; tanto en la costa, en los libros de García Márquez como en el interior, en los libros de Mejía Vallejo y Caballero Calderón. Tal vez eso tiene que ver con la sociedad patriarcal de Colombia (y los demás de los países latinoamericanos) en la que vale mucho el honor de un hombre, o lo de “hacerse hombre”, como lo describe Mejía Vallejo en Un día señalado. Surge la idea del hombre como protector del honor de la familia en una sociedad con la familia como “piedra angular”.
No todos los escritores defienden esas tradiciones comunes. Las describen también para criticarlas o romperlas. García Márquez no sólo describe una ‘muerte anunciada’ sino también rompe el silencio en torno de una muerte y una venganza así.

Tal vez veo unas diferencias más destacadas en los estilos de los distintos escritores que en sus temas. Esos estilos sí pueden ser atribuidos a las regiones; en la región de Antioquia se usa más una lengua coloquial, esto lo vemos en los libros de Tomás Carrasquilla y Manuel Mejilla Vallejo (a nivel rural), como en la ciudad: en los libros de Fernando Vallejo y Jorge Franco. A la vez esa literatura es más una literatura realista, narrativa (y oral). Eso se puede decir parcialmente de la literatura de García Márquez que inventa mundos y los cuenta como si fueran reales (tradición oral como de la escritura), y a la vez también usa un estilo más documental.
Los escritores boyacenses tienen un estilo más experimental, mezclan más las perspectivas de los protagonistas y hacen narraciones enmarcadas (todo más según la tradición intelectual de la escritura).
Efraim Medina también tiene un estilo coloquial, pero él mezcla de todo y en este sentido parece ser el menos convencional de los escritores de su generación.

García Márquez habló una vez de la literatura colombiana como ‘un fraude a la nación’.
[3] Según él los escritores colombianos eran demasiado pretenciosos y habló de ‘una maraña de falsos prestigios’ que llamó: ‘un fraude a la nación’, junto con: ‘la falta de la crítica’.
No sé cual sería la opinión de García Márquez sobre el “boom” de los nuevos escritores
colombianos, y si también los llamará ‘un fraude a la nación’. Al revés, estos nuevos escritores sí juzgan a García Márquez. Casi todos se rebelan contra “el realismo mágico” y buscan nuevos caminos. Él que más se rebela es Efraim Medina, pero ya hemos visto que tal vez su postura se parece más a la de García Márquez que él mismo quiere admitir.
De los “nuevos escritores” los más conocidos en el extranjero son los que he tratado en esta tesina. Pero, todavía no sabemos lo que valgan, vamos a ver...

[1] Los “nuevos” son los del “nuevo boom”: escritores jóvenes que publicaron sus novelas a partir del los años 80 del siglo XX.
[2] Desde el punto de vista de Raymond Williams en Novela y poder en Colombia 1844-1987.
[3] En su ensayo títulado: La literatura colombiana: un fraude a la nación. Una literatura de hombres cansados, escrito en 1962.

Sunday, May 21, 2006

Otra vez los dos costeños

Una conclusión sobre la literatura de los dos costeños:
La costa colombiana caribeña es una región pobre con muchos iletrados. Era así en los tiempos de Gabriel García Márquez y no ha cambiado mucho en los tiempos de Efraim Medina Reyes.
Efraim Medina Reyes se opone a todo lo inmóvil, tanto a personas como a las circunstancias inmóviles de su “Ciudad Inmóvil”. Mira a los Estados Únidos y a Europa como ejemplos, y a la vez los crítica diciendo que creció, como la mayor parte de su generación, ‘con las ansiedades del primer mundo y sin ninguno de sus privilegios’. Esa preocupación con el primer mundo parece ser algo típico para la costa. Los dos escritores, a pesar de sus diferencias, tienen eso en común: se miden a escritores estadounidenses y europeos, y tienen la vista dirigida al resto del mundo, al norte y al Occidente.
Cartagena sigue siendo el puerto al otro mundo, como en los tiempos de la colonización. Tal vez eso es lo paradójico; ser el puerto al otro mundo, y, a la vez, parece encontrarse tan lejos de ese otro mundo lujoso. No es que sólo no pueden competir con “el primer mundo”, ni siquiera lo pueden hacer con otras regiones en el interior del país. El Caribe es una región poco desarrollada: con sus pocos ingresos – en este momento casi sólo del turismo – está menos desarrollada que otras regiones colombianas.

Podría plantearse la explicación de la actitud rebelde: García Márquez era un rebelde en su época con ideas liberales en contra de los conservadores. Medina Reyes es un rebelde en muchos sentidos, un antihéroe en contra de todo lo establecido.
En sus rebeldías miran afuera y mezclan los elementos de la literatura extranjera con las tradiciones costeñas. Representan la mentalidad de una sociedad matriarcal en la que adoran a sus madres.

Aunque sus estilos difieren, y aunque Efraim Medina Reyes dice que: “Mi cultura está en mí y mis ensoñaciones, no en los libros de García Márquez”, García Márquez forma parte de esa cultura costeña
. Medina Reyes puede rebelarse contra García Márquez, pero no puede ignorarle. Dado que comparten la misma cultura, García Márquez también debe de estar en sus ensoñaciones, así sea de mala gana.

(parte de la tesina sobre la literatura colombiana)

Sunday, May 14, 2006


Déjame ser una flor para todos los hombres...

Sunday, May 07, 2006

Lalo se va

Ayer bailé con Lalo, poco excepcional porque normalmente Lalo no me saca a bailar. Es el tanguero más profesional entre los profesionales y tenemos esa ley que las culturas no se mezclan, ni en el tango y ni en Holanda, en Holanda aún mucho menos. Lalo se va, después de casi treinta años aquí, volverá a Argentina por lo que según él resulta ser un choque de las culturas. Dice que nunca ha podido sentirse a gusto en ese ambiente holandés tan organizado, y que prefiere, al fin y al cabo, una sociedad un poco más caótica, pero más agradable como sea la argentina.

En el periódico leo un artículo títulado; 'El enciudadano aprende podar sauces', de que el término enciudadano es un término nuevo, inventado por los holandeses para indicar a todos que, según ellos, tienen que adaptarse a nuestra cultura maravillosa de las bicicletas, los pólderes, nuestra sobriedad, y ahora: hasta 'podar sauces', ¡jajaja! Los 'enciudadanos' sean todos que sí saben podar sauces como lo sepan todos los verdaderos holandeses, ¡ha, ha, ha! (como me río una vez más, esta vez en holandés). O sea, eso es algo típico holandés, la necesidad de querer arreglarlo todo hasta cómo los extranjeros se integren por aprender podar sauces.

Al final logramos bien bailar juntos, Lalo y yo. Aun así Lalo se va, para siempre, porque nunca ha querido aprender podar sauces.

Friday, May 05, 2006

¿La verdadera cara de Máxima?


El 4 de mayo cada año se conmemora en Holanda los muertos de la segunda guerra mundial: una ceremonia con los Reyes que ponen una corona en el Dam en Amsterdam. Ya desde hace el año 2002, el año de su boda, tenemos a una argentina en la misma ceremonia, una argentina elegante que sabe desempeñar bien su papel de 'la futura Reina'. Pone la cara adecuada y lleva la ropa ajustada al evento. Uno se preguntaba lo que pensaba ella en el momento mismo. Tal vez pensó en su padre al quien no dejaron asistir a la boda por su papel menos elegante en la historia de Argentina. O, sería que pensara en todos los muertos bajo ese régimen de su padre...
Uno no lo sabía, sólo se veía esa cara seria. Una pena, hubiera querido saber el valor de sus palabras cuando habló de la culpa de su padre después de haber decidido casarse con el príncipe. Tal vez sí se dio cuenta de todos los culpables en Argentina y tal vez sí sus palabras han sido honestas y no sólo pronunciadas por su propio interés. Pero, uno no lo sabe, hay demasiado protocolo en torno de todas esas palabras, su cara seria, su ropa negra bien elegante, tal vez demasiado elegante... Ayer llevó una pluma negra en su sombrero como un mechón negro. Pareció un mechón de su propio pelo en su verdadero color, tal vez un mechón de su verdadera cara.

Monday, May 01, 2006

¿Antes y después?




No sé, puede ser por la
conmemoración de la muerte
de mi padre ya hace dos años,
o por dando la ultima mano
a los estudios,
o simplemente la edad.

En este momento estoy muy preocupada
con todos los retratos de mi vida.